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Scoring alternativos para la inclusión financiera

Los sistemas financieros son cruciales para la asignación racional de recursos en toda economía moderna. Un sistema financiero comprende un conjunto de instituciones financieras interconectadas, mercados, instrumentos, servicios, prácticas y transacciones. Su función principal es intermediar dinero entre ahorradores y prestatarios. Con todas sus complejidades, el sector financiero podría resumir sus funciones principales en un único macro aspecto, la “transformación” financiera.
 
Específicamente se encarga de transformar montos, plazos y riesgos. Al final del día, las instituciones financieras intermedian transformando los depósitos de pequeño monto y corto plazo de los ahorristas en préstamos a largo plazo y mayor monto demandados por los prestatarios. Mediante su análisis y la escala de sus operaciones el intermediario financiero asume el riesgo de préstamo al conectar el excedente del ahorrista con el déficit o demanda del prestatario.
 
¿Por qué necesitamos de un intermediario financiero para realizar dicha conexión? ¿Qué necesitaría una persona cualquiera para prestar su dinero? La respuesta tanto para el individuo como para la institución es una sola, confianza. Es aquí donde el intermediario financiero posee la ventaja, pues mediante diversas metodologías financieras minimiza el riesgo de no pago asignando lo más eficientemente posible dichos recursos en los agentes que entiende más “confiables”.
 
En los sistemas financieros tradicionales, esa métrica de confianza frente a lo desconocido se adquiere mediante la calificación crediticia (o “Credit Score”). Esta herramienta les permite a las instituciones nutrirse de información sobre la historia de consumo de la persona demandante y, en base a ese y otros datos, decidir si prestarle dinero.
 
No obstante, en el mundo sólo el 62% de la población adulta posee una cuenta bancaria. Esto implica que 2 billones de personas no poseen antecedente financiero alguno ni cuentan con identidad financiera para ser analizados. Son, a priori, agentes “no confiables” para el análisis financiero tradicional.
 
Las características desde los excluidos son de amplio conocimiento. Prima la falta de ingresos regulares y de activos que puedan ser brindados como garantía. Estos ingresos irregulares y el bajo nivel de capital obligan a los excluidos del sistema financiero (que mayormente engrosan las filas de la pobreza) a tener horizontes de planificación a corto plazo y no poder impulsar todo su potencial productivo, con todas las consecuencias que ello implica.
 
En este contexto aparecen las calificaciones crediticias alternativas. Mediante nuevos sistemas de control que realizan observaciones sobre datos paralelos, aquella persona que bajo el análisis tradicional generaba incertidumbre o presentaba alto riesgo podría acceder a financiamiento. La metodología de evaluación alternativa más reconocida es aquella implementada por las microfinanzas, pero los microcréditos muchas veces no pueden brindar cantidades suficientes para generar impacto transformador. También evaluar el pago de boletas de luz, gas, entre otras fuentes de información ha dado algunos resultados.
 
No obstante, motivadas por el avance tecnológico y de los medios de comunicación, las nuevas tecnologías financieras (FinTech´s) exponen con alto contenido tecnológico (algoritmos, inteligencia artificial, data mining, entre otros) los esquemas de evaluación alternativos más revolucionarios. Estas iniciativas buscan mirar más allá del ingreso neto evaluando y sistematizando información complementaria para validar identidades y calificar riesgos.
 
Cada vez más, las FinTech´s analizan a los nuevos demandantes mediante su comportamiento en redes sociales, comprueban su ubicación mediante georeferenciación o cruzan información adicional mediante contactos o frecuencia de llamadas en el teléfono móvil. Otras iniciativas más ambiciosas incorporan además de la información en los móviles o las redes sociales más famosas como Facebook o Twitter, el análisis de los correos electrónicos, conexiones cruzadas con bases de datos públicas, preguntas de seguridad e incluso métricas sobre la personalidad del prestatario mediante ejercicios psicométricos.
 
Estas iniciativas de scoring crediticios alternativos, además de abrir un espectro inexplorado por los análisis tradicionales, presentan como ventaja el tiempo. En el proceso tradicional, con personas realizando el análisis crediticio, los costos y los tiempos limitaban la escalabilidad. Aquí en cambio, además de brindar mayor inmediatez al demandante, se promueve la escalabilidad del negocio disminuyendo el riesgo de dar préstamos a individuos sin garantías y reduciendo el costo y el tiempo de adquirir nuevos clientes.
 
Sin embargo, el uso de procesos automatizados compuestos por una serie de algoritmos que analizan toda la información facilitada por el usuario, tanto personal como del negocio, contempla riesgos hasta ahora inéditos pero igual de desafiantes. De cara al futuro, la seguridad informática, la protección al cliente, la integridad financiera, entre otras medidas preventivas plausibles, serán fundamentales a los fines de promover un sistema virtuoso de inclusión financiera responsable.

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Publicado
Autor
Carballo, I. E.